domingo, 23 de diciembre de 2007

El Santo Prepucio (II)


El Santo Prepucio (I)


Gracias sean dadas a todos aquellos fieles seguidores del Monasterio que estos días, después de la publicación de nuestro primer reportaje, nos han hecho llegar una gran cantidad de ingeniosos obsequios. Nuestra redacción está a estas horas rebosante de reproducciones del Divino Prepucio en forma de goma de borrar, gorra de esquí o ratón de ordenador.

Muy especialmente agradecemos a las Hermanitas de la Divina Presentación del Convento de Humedal de Abajo la bandeja de deliciosos Prepuciitos del Niño Jesús de requesón y mermelada. Desde aquí mandamos una oración a la Madre Superiora y a la estupenda cocinera, Sor Lulú de la Santa Esquina.

Una judía pista: el prepucio perfumado


La busca del Santo Prepucio empieza en Belén. Y es que según un Evangelio apócrifo (el Evangelio Árabe de la infancia) la suerte del codiciado pellejillo se describe de la siguiente forma:

“La anciana israelita (que había practicado la circuncisión) cogió el trozo de piel y lo puso en una botella de aceite de nardo. Y tenía un hijo perfumista, a quien se lo entregó con estas palabras: Guarda esta botella de nardo perfumado, aunque te paguen por ella trescientos denarios”

Trescientos denarios no son poca cosa, si sabemos que en aquella época un denario constituia el salario diario de un obrero. Su equivalente hoy en día, pues, podrian ser unos diez mil euros. Es un buen precio por un prepucio, y seguramente si se mantuviera hoy en día podriamos cerrar ventajosos tratos. Ni que decir tiene que algunos monjes de este Monasterio, al conocer esta información, ya han escrito ofertas a los Clasificados de un prestigioso periódico de este país.

Sin embargo, jamás las prisas fueron buenas consejeras. Y es que en el Evangelio de Juan 12,4-5, Judas Iscariote (y este en materia de precios era un lince) afirma que el valor de una botella de aceite de nardo era precisamente de... ¡Trescientos denarios!

Por lo tanto un prepucio vale lo que ya sospechábamos: prácticamente cero.

Y esto tratándose de Dios, que en nuestro caso probablemente deberíamos añadir algunos euros para que nos lo sostuviera alguien, y encima lo haría con una mueca de disgusto, con la punta de los dedos y con mala cara.

Pero volvamos a nuestro protagonista. Y es que he aquí que desgraciadamente el hijo perfumista encontró quien le pagó más de trescientos denarios, en metálico o en especie.

Y es que la persona que compró la botella en cuestión no era otra que... ¡Maria Magdalena!

Como los devotos de este Monasterio sabrán, esta apreciable y emprendedora joven se ganaba la vida en el sector terciario, como empresaria autónoma que anunciaba su actividad en las páginas de contactos íntimos de la edición en papiro del Jerusalén Post.

Y sabemos esto porque en la célebre escena en que esta buena mujer perfuma los pies de Jesucristo lo hace, según el mismo evangelio, con el aceite de nardo enriquecido con prepucio que había adquirido al afortunado perfumista.

Esto despierta en nosotros dos reflexiones. En primer lugar, la constatación de que en una economía de mercado siempre hay algunos que saben ver la oportunidad allá dónde se presenta. Fijémonos si no en la fotografía del perfume que ilustra este post: “Parfum Sacré”, que en su contraetiqueta especifica (según nos han explicado) “Eau de Prepuce”. Y es que el marketing ya está hecho: sólo con los seguidores del piadoso Kiko (sobre el que prometemos un próximo y exhaustivo reportaje) y de San José Maria habrá suficiente para rellenar las arcas.

En segundo lugar se pone de relieve que la actividad de Maria Magdalena resultaba ya entonces tan lucrativa como ahora, y en cualquier caso entre las más prestigiosas y bien remuneradas como dentista o Rey de España.

Pero en el momento a que acabamos de hacer referencia el prepucio salió de la historia escrita. Durante largos siglos se ignoró su paradero, por lo que parecía definitivamente perdido.

Pero aun así reapareció, ¡y con qué esplendor!

Y este es justamente el tema de qué trataremos en nuestro próximo reportaje.

El próximo sermón: El Santo Prepucio 3: el regreso

lunes, 17 de diciembre de 2007

El Santo Prepucio (I)

Estimados feligreses, inauguramos este modesto blog con la intención de dar a conocer informaciones y datos que por una parte os ayudarán a santificar una vida de pecado, y por otra ayudarán, o esto mismo esperamos Dios mediante, a esclarecer los profundos vínculos existentes entre ciencia y religión.

Pero no perdamos más tiempo, y empecemos con el sermón de hoy. Se trata de una historia rigurosamente cierta, que no desmerece en nada la busqueda del Santo Grial. Desde aquí proponemos modestamente que se lleve a la gran pantalla, en la que pensamos que podria obtener el mismo éxito que un guión de Dan Brown.

El Santo Prepucio


Como es bien sabido Jesucristo tuvo el acierto de nacer en Palestina, un pais que desde entonces ha sido bendecido con todo tipo dones.

También escogió nacer judio, un pueblo que en justa recompensa ha gozado asimismo de los favores celestiales a lo largo de los últimos dos mil años. Y por tanto fue circuncidado tal y como es una curiosa costumbre entre los seguidores de la Torah. El dia 1 de enero, precisamente, se celebra la fiesta de la Circuncisión del Señor.

Esta práctica tiene que ver con el hecho de que a nuestro Dios celestial no parecen gustarle demasiado los prepucios. Fijémonos en que, llegada la ocasión, no dudó en exigirlos como contraprestación financiera a los hijos varones de su atribulado pueblo.

He aquí pues lo que Yaveh dijo a Abraham en el Libro del Génesis:

Este será mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu simiente después de ti: Será circuncidado en vosotros todo macho. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

El objeto del pacto, tal y como sabrán nuestros lectores, era la posesión de determinadas propiedades inmobiliarias en Canaan. Podemos decir, pues, que desde el primer momento el problema del Estado de Israel es un problema de cojones.

Pero volvamos al asunto que nos ocupa. Esta ceremonia practicada sobre Nuestro Señor Jesucristo dejó abierto un interrogante que preocupó durante años a los Santos Padres de la SECAR (Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana), y que ha llegado hasta nuestros días:

¿Qué se hizo del prepucio una vez llevada a cabo la tan quirúrgica como santa operación sobre los genitales del Niño Jesús?

Y es que tal y como sabemos se trata de Dios, y como tal es incorruptible. Por lo tanto también deben serlo sus partes corporales, y nunca mejor dicho.

En buena lógica geológica, pues, el prepucio no podia haber desaparecido y habia de estar en algún sitio.

Dos líneas de investigación


Como diria nuestro amigo Acebes, conocido entre otras facetas por su religiosidad, se abrieron dos líneas de investigación.

Según algunos el Santo Prepucio habría ascendido a los cielos cuando lo hizo Jesucristo, y se habría reconstituido en el Santo Pene. Pero esto dejaba abierta una cuestión: Si una parte de Nuestro Señor había ascendido, también deberían haberlo hecho las otras, esto es, los Santos Cabellos que le habian cortado a lo largo de su vida, las Santas Uñas que se habría mordido o los Santos Fluidos Corporales que de él emanaron y que no describiremos por respeto al lector.

Y si era así ¿Se habrían reconstituido también? Porque en tales circunstancias el aspecto de Jesús en el Cielo seria parecido al de un hippie en el festival de Woodstock, con una larga melena y unas uñas que serían la pesadilla de cualquier esteticienne.

Por otra parte debemos pensar que se plantea un problema logístico de gran magnitud. ¿Cómo habría ascendido el Santo Prepucio (y el resto) al Cielo? ¿En qué tipo de Santos Containers, i mediante qué propulsores se habría operado el traslado? ¿Se habría producido just-in-time, esto es, en el momento de la Ascensión de manera que el Santo Pene se habría reconstituido exactamente en el momento de la llegada a la Casa del Padre? ¿Y con qué objeto, por otra parte?

Como vemos se trata de un problema muy complejo.

Por estos graves motivos otros Padres de la Iglesia propusieron una hipótesis diferente, y seductoramente sencilla. Probablemente Dios Nuestro Señor, en su benevolencia – argumentaron- habria dispuesto que toda esta serie de Santos Desechos se quedara en la Tierra.

Y si este era el caso, una reliquia tan principal como el Santo Prepucio probablemente tendría poderes curativos y taumatúrgicos, tal y como los tenían, y de forma bien demostrada, el Santo Grial y otros objetos.

Y todo ello por no hablar de sus aplicaciones militares. ¿Cuál sería, por ejemplo, la potencia destructiva del Santo Prepucio sobre los enemigos de la Fe?

Era urgente encontrarlo para mostrar al mundo la Verdad del Cristianismo.

Y así empezó la gran búsqueda.

Próximo capítulo: Una judía pista: El Prepucio Perfumado.