El Santo Prepucio (I) / El Santo Prepucio (II)
/ El Santo Prepucio (III) /El Santo Prepucio (IV)
Un asunto lingüístico
En nuestro anterior episodio fuimos partícipes del contacto íntimo entre la piel de Santa Catalina y el cuerito de Jesucristo, tal y como ella misma se referia al trozo de Sagrado Pene del que se consideraba afortunada poseedora.
Pero he aquí que hubo quien disfrutó con mayor intensidad y deleite de las bienaventuranzas de un prepucio tan preciado.
Estamos hablando de Sor Agnes Blannbekin, una monja austríaca del siglo XVIII, que fué capaz de ir un paso más allá.
Pero escuchemos con devoción sus palabras, que podemos encontrar en su libro “Vida y Revelaciones” escritas, por decirlo así, de su propia lengua:
Un día, al comulgar...comenzó a pensar en dónde estaría el prepucio. ¡Y ahí estaba! De repente sintió un pellejito, como una cáscara de huevo, de una dulzura completamente superlativa, y se lo tragó. Apenas lo había tragado, de nuevo sintió en su lengua el dulce pellejo y, una vez más se lo tragó. Y esto lo pudo hacer unas cien veces....
Y fué tan grande la dulzura que experimentó la amiga Agnes que sintió “una dulce transformación en todos sus miembros”. Y cuando dice todos hemos de suponer que se refiere a todos.
Jamás habríamos sido capaces de imaginar las propiedades organolépticas del pellejillo, que parecen no desmerecer en nada cualquier plato de cocina postmoderna.
Sin embargo sentimos algo de lástima por Sor Agnes. Y es que de haber vivido en nuestra época con un producto como este habría obtenido con facilidad un par de estrellas Michelin, y ahora podría formar trios televisivos con Arguiñano y Ferran Adrià.
En el peor de los casos habría podido crear una pizzeria, tal y como otros ya han hecho – la imagen lo atestigua- o una cadena de sex-shops católicamente sostenibles.
Sin embargo imaginamos que ante los transportes de la Blannbekin algunos lectores de esta página deben esbozar sonrisas estúpidas, y que incluso por su cerebro deben circular pensamientos procaces y pervertidos.
Queremos advertirlos que en épocas desafortunadamente ya pretéritas tales actos y pensamientos les hubieran conducido a la cálida compañía de las imágenes que iluminan Valencia con su crepitar en la fiesta de las Fallas. Quizás harían mal en descartar que un dia puedan volver tales prácticas santificadoras con la ayuda de Dios, San José Maria Escrivá de Balaguer y sus representantes en las Cortes.
Recordad que Dios todo lo ve. Quien avisa no es traidor.
Y es que estamos en tiempos en que desafortunadamente muchos han sustituido la Biblia por lecturas pecaminosas como por ejemplo libros de Biología o Química que contraponen Darwin a Jesucristo de manera que, cayendo en las garras de Satán, exaltan la Razón sobre la Fe.
Pues bien, si tantos datos sobre el Santo Prepucio todavía no han abierto vuestra mente (y vuestra cartera) a la luz de la Iglesia Católica, en el próximo episodio aportaremos los datos definitivos que aportan Hechos Científicos.
Y es que la Ciencia también se rinde al poder del Santo Prepucio.
Quedaos a la espera. Pronto llegarán nuevas revelaciones.
Próximo episodio: Mecánica del movimiento prepucial